menu principal

lunes, 16 de enero de 2017

El Águila Blanca en Alburquerque



        ¿La historia crea leyendas o son las leyendas las que crean historia? A veces es difícil distinguir la realidad de la ficción, pues la historia y la leyenda se entremezclan, traduciéndose en la información final que conocemos de un lugar.


        Y Alburquerque es un lugar donde la leyenda forma parte de la historia. Sigue leyendo… y lo entenderás.


        D. Álvaro de Luna fue fruto de la relación extramatrimonial del noble Álvaro Martínez de Luna y de María Fernández Jaraba, una difícil situación para venir al mundo, pues ser bastardo en aquella época era sinónimo de muchas desventuras.


        Sin embargo, tuvo la suerte dadas las circunstancias, de que su progenitor falleciese demasiado joven sin haber tenido más descendencia, lo que supuso que su tío, el famoso Papa Luna (Benedicto XIII de Aviñon) lo acogiese bajo su tutela y cambiar su destino.

Un destino que lo llevaría hasta la corte castellana y convirtiéndose en uno de los condestables más importantes de la corona, pues llegó a ser valido de Juan II (padre de Isabel la Católica) y Maestre de la Orden de Santiago.


        D. Álvaro de Luna fue la mano derecha de Juan II, una amistad que provocó celos y envidias entre algunos de los familiares más cercanos del propio rey, llegando incluso, a que los infantes de Aragón (primos de Juan II), viendo el poder que el condestable alcanzaba y la distancia cada vez más latente con el rey, diesen un Golpe de Estado para derrocar a su primo, pues según estos estaba completamente manipulado y hechizado por D. Álvaro.




        Este conflicto se sintió en Alburquerque, pues la fortaleza militar de la villa fue el lugar elegido para llevar a cabo esta conspiración contra la corona castellana…hasta aquí llegó D. Álvaro y consiguió derrotar a los Infantes y desterrarlos, como recompensa, sabiendo el rey la importancia que para el condestable había tenido este lugar, le regaló la Villa de Alburquerque, mandando a reconstruir la torre del homenaje para darle mayor altura y que nunca más ocurriese un hecho así.


        Para D. Álvaro de Luna, el castillo de Alburquerque se convirtió en una de sus joyas más preciadas, pasando largas temporadas en el lugar…pero el destino se torció al casarse en 2ª nupcias el rey Juan II con Isabel de Portugal (madre de Isabel la Católica), pues esta no veía con buenos ojos el poder que el condestable tenía, y consiguió que el propio rey, su íntimo amigo, mandase a decapitarlo en la plaza de Valladolid.


        Y cuenta la leyenda, que mientras D. Álvaro se dirigía al patíbulo gritó Alburquerque, siendo esta su última palabra, quizás recordando los años de prosperidad que vivió en esta hermosa villa, desde esa misma tarde un águila blanca todas las tardes de primavera vuela por las almenas del castillo… ¿Será una reencarnación para continuar vigilando y protegiendo a la Villa de Alburquerque?

          Esta historia de realidad y ficción es interpretada en el interior del castillo por muchos alburquerqueños, que como ocurre en el Festival Medieval, no son actores profesionales, pero lo parecen, realizando una impresionante obra de teatro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario